Valadrem

«Parecen fuegos de artificio»

8 de diciembre de 2017

My Little Pony: La Película

Tras una espera demasiado larga, hoy por fin llega a nuestros cines My Little Pony: La Película.


Estrenada en el mundo civilizado a primeros de octubre, la película pasó con discreto éxito por las carteleras de otros países. Dirigida a un público más infantil que las películas de dibujos a las que nos tienen acostumbrados Pixar o Blue Sky, la película no consiguió romper los prejuicios asociados a una marca maldita que sin duda echó para atrás a mucha gente. Resulta especialmente triste que entre las críticas "profesionales", junto a opiniones perfectamente válidas, se acabaron colando críticas de demasiada gente que, literalmente, solo había visto el tráiler de la película. No porque crea que esas críticas afectaron negativamente a la película, sino porque son la prueba de que, siete años después del estreno de la serie, nada ha cambiado y aún hoy mucha gente no irá más allá del título a la hora de juzgar algo con el nombre "My Little Pony".

A pesar de que, como digo, la película se estrenó en inglés hace dos meses y no resulta difícil de encontrar en Internet desde entonces, en su momento decidí que prefería esperar para que la primera vez que la viese fuese en la gran pantalla. Originalmente se suponía que esa primera vez habría sido hoy, haciendo de esta película la primera que veía en un cine el día de su estreno desde aquel aciago día de mayo de 2003 que todos preferimos olvidar, pero tuve la suerte de conseguir entradas para el preestreno en Gran Vía el pasado 30 de noviembre. Nota al margen: si alguien pregunta, un preestreno cuenta como estreno, así que doy por limpiada la mancha en mi expediente que suponía que mi último estreno en cines fuese aquel infumable bodrio. En cualquier caso, aunque podía haber escrito esta entrada hace una semana, y de hecho estuve a punto de hacerlo, creo que queda mejor hacerlo hoy. O igual estaba vago, yo qué sé.


Empezaré diciendo que reconozco que la película de My Little Pony no es perfecta. En primer lugar, resulta difícil saber a quién se dirige exactamente. Con muchísimos (demasiados) personajes nuevos, algunos de ellos probablemente inspirados por el reciente éxito de Zootopia y que apenas guardan relación con lo visto anteriormente en la franquicia, la película parece intentar abrirse a un público nuevo. Y aunque la película se puede ver y disfrutar sin haber visto un solo episodio de la serie, el incesante desfile de personajes que van apareciendo a lo largo de la cinta puede llegar a resultar confuso para alguien que no sepa de qué va la historia. Y si bien este frenético ritmo al menos consigue que la película resulte más ágil, a ratos hace pensar que algunos personajes podrían haberse omitido por completo, y a ratos deja con ganas de saber más sobre otros de los personajes que apenas sí reciben tiempo en pantalla. Este último punto no es exclusivo de los nuevos personajes y es algo especialmente sangrante en el caso de Fluttershy, una de las protagonistas de la serie, que apenas sí tiene líneas en la película.


El extraño manejo de los personajes no es el único (d)efecto del juego a dos bandas de la película. Aunque en su mayor parte se mantienen el mensaje optimista y el tono positivo que caracteriza a la serie, hay un par de momentos en los que la película resulta mucho más oscura que la serie, una extraña combinación que no consigue hacer las partes alegres de la película más digeribles a quien le parezca que el mundo de My Little Pony es demasiado edulcorado, al tiempo que resulta innecesaria para el resto de la audiencia. Problemas, en resumen, que hacen que la película se quede a dos aguas, sin ser el perfecto punto de entrada a la serie que podía haber sido para la gente que todavía no había dado a los ponis una oportunidad, pero tampoco una película para fans.

Mentiría si dijera que estos problemas no me han molestado. Soy totalmente consciente de que aunque My Little Pony se presenta como algo "para todos los públicos", no todos los públicos disfrutarán el mundo amable y colorido de los ponis y nada puede cambiar eso. Pero también estoy convencido de que ahí fuera también hay mucha gente (tal vez tú mismo) que está predispuesta a odiar este mundo de arcoíris y canciones, pero podría terminar descubriendo que le gusta si le diera una oportunidad. Es precisamente por eso que me habría encantado que la película fuese un buen empujón para superar estos prejuicios, puede que para alguna gente lo haya sido, pero tengo que admitir que hay varios episodios de la serie, incluso episodios escritos por la misma guionista, que probablemente habrían resultado más apropiados para eso que esta película.


Incluso con todos estos problemas, sin embargo, tengo que decir que la película me ha encantado. Tras la friolera de tres años esperando y dos meses extra de abstinencia voluntaria las expectativas estaban por las nubes, y aun así terminé disfrutando cada minuto de la proyección. Si algo se le podía pedir a una película de My Little Pony es que fuese tan adorable como la serie y la película lo consigue con creces. Es imposible no contagiarse de la alegría y el optimismo de estas pequeñas ponis y la historia, a pesar de sus pequeños tropiezos, termina resultando encantadora. Puedo decir con absoluta sinceridad que considero que la película hace un trabajo mucho mejor que otras películas de mayor éxito como la sobrevaloradísima y tramposa Frozen a la hora de transmitir su mensaje.

La parte visual es sin duda otro de los puntos más positivos de la película. Es algo a lo que normalmente presto mucha atención, y es literalmente el motivo por el que soy incapaz de ver series como Clarence o Steven Universe. Por muy geniales que puedan ser sus guiones, que no lo sé, no consigo prestar atención a dibujos tan espantosos. La serie de My Little Pony tiene un estilo sencillo y enormemente agradable que considero absolutamente adorable, y de algún modo la película consigue hacerlo aún mejor. Utilizando una curiosa mezcla de animación 2D tradicional con fondos 3D, bastante diferente al estilo de la serie y que puede resultar extraña por poco habitual, la película me pareció sencillamente preciosa visualmente y es ese uno de los motivos que hizo que me alegrase de haber esperado dos meses para poder ver la película en un cine.

Por último, la música merece una mención especial. Las canciones son una parte muy importante de la serie y por desgracia en ocasiones no resultan demasiado satisfactorias en el doblaje español. Ver la película en cines suponía ver la versión doblada y eso era algo que me preocupaba. Tengo que decir que, afortunadamente, esta es una de esas ocasiones en las que el doblaje cumple. Especialmente en el caso de Edurne, que borda su versión de la canción a la que presta su voz, pero también son perfectamente disfrutables todas las otras canciones de la película. Tanto es así que, tengo que decirlo porque me pareció un momento precioso, los niños del cine donde vi la película se pusieron a aplaudir después de una de las canciones. Buen trabajo de doblaje para un fantástico trabajo del compositor Daniel Ingram.


La película es, en resumen, una más que digna adaptación del mundo de la serie. Un bombón de chocolate en un mundo en el que todos los caramelos son de limón. Puede que no sea el mejor bombón que podría haber sido, pero sigue siendo un fantástico dulce para romper la amarga rutina a la que estamos acostumbrados. Y aunque no creo que mucha gente vaya a ponerse a comer bombones si nunca lo ha hecho, sí que deseo que a todo aquel que decida probarlos le gusten. De verdad, creo que vale la pena.

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