Valadrem

«Parecen fuegos de artificio»

2 de julio de 2022

Y limitado

Recientemente me he visto obligado a desalojar una cuenta de Google Drive que ha pasado de contar con almacenamiento ilimitado a tener un límite de aproximadamente el uno por ciento del espacio que estaba usando hasta ahora. Si bien es cierto que tenía la posibilidad de seguir conservando todos mis archivos pagando una cantidad absurdamente desorbitada al mes, que supongo que era el objetivo de la estafa desde el principio, afortunadamente he tenido la suerte de poder escapar de esta infame extorsión a costa de renunciar a todo cuanto guardaba en la cuenta.

Huelga decir que siempre he creído que lo de "espacio ilimitado" es una de las mentiras más estúpidas y ridículas de la ya de por sí increíblemente engañosa publicidad de todo cuanto rodea La Nube. Desde un punto de vista meramente físico, obviamente nada puede ser ilimitado en un planeta de recursos limitados, pero incluso yendo a lo más concreto, el precio del almacenamiento es el que es y no es nada barato. Ninguna empresa, ni siquiera Google, puede permitirse regalar discos duros (y la energía que cuesta mantenerlos conectados) bajo la absurda premisa de que un número indefinido de personas podrá guardar todo lo que quiera sin ningún límite. Es por eso que, desde que empecé a usar esa cuenta, siempre he tenido muy presente que la probabilidad de perder todo cuando el almacenamiento "ilimitado" dejara de serlo era muy, muy alta.

Aun así, no es raro descuidarse. Han pasado casi ocho años desde que la cuenta pasó a tener almacenamiento "ilimitado". Ocho años en los que siempre ha estado ahí, tragándose cuanto iba metiendo en ella. Aunque la teoría era que si perdía todo lo que había en ella no pasaba nada, he tenido que dedicar varias horas, muchas horas, a revisar que realmente podía ir borrando todo para entrar dentro del nuevo límite. Ha sido una experiencia bastante descorazonadora. El espacio que venía ocupando se podía resumir en dos grandes grupos completamente separados: cosas que no tenía en local porque no tenía demasiado interés en guardarlas pero iba dejando ahí porque podrían ser difíciles de encontrar más adelante por un lado, y una copia de seguridad extra de cosas que sí tenía y no quiero perder de ninguna de las maneras por el otro.

Revisar el primer grupo ha sido agobiante porque he tenido que tomar muchas decisiones. He guardado algunas cosas, ya sea porque ahora sí las quiero o porque sigo sin estar seguro pero me consta que ahora serían imposibles de encontrar, he borrado otras que ya no me interesaban, y me he quedado atascado con otras. La última carpeta que queda en mi cuenta, todavía por encima del límite, son unas grabaciones de televisión con anuncios y todo, episodios de una serie que ví en grupo y a los que tengo un gran cariño. Me niego a descargar las grabaciones y guardarlas en mi disco duro porque tengo versiones limpias de todos los episodios, en alta definición, sin cortes, sin logos y sin anuncios, así que sé que nunca volveré a ver las cutres grabaciones de televisión. Me cuesta borrar las grabaciones porque fueron aquellos episodios, con todos sus problemas, los que ví en su día. Son aquellos episodios los que disfruté con unos colegas y no hay ninguna otra copia en el mundo que permitiera recordar cómo fue ver aquellos episodios por primera vez. De no haber tenido la cuenta "ilimitada" nunca los habría guardado y no habría pasado nada, pero ahora me duele la idea de que cuando pulse el botón de Eliminar desaparecerán para siempre.

El segundo grupo, al menos, me ha ahorrado tener que tomar decisiones. Todo lo que tenía que guardar ya estaba guardado. Pero no por ello ha sido menos deprimente. A pesar de lo del almacenamiento "ilimitado" y a pesar de que, como he admitido, tenía algunas cosas que no merecía la pena guardar, nunca usé la cuenta para volcar todos lo que tenía por casa, a lo loco. A lo largo de casi una década había ido seleccionando y ordenando la incontable basura que tengo repartida entre diversos discos duros y había subido solo lo que quería tener aún más a mano, solo lo que merecía tener una copia más. Creía que no pasaría nada por perder esa copia extra, no contaba con que al perder la copia no perdería lo que contenía la copia, sino la cuidadosa clasificación que, casi sin darme cuenta, me llevó tantos años hacer. Una clasificación imposible de conciliar con mis caóticos discos duros y que a estas horas ya ni siquiera existe. No deja de ser retorcido que, de no haber revisado esta parte, nunca me habría dado cuenta de la increíble magnitud del trabajo que hice todos estos años ordenando incontables archivos. Quería estar seguro de no perder nada y solo me ha servido para ver lo que realmente estaba perdiendo.

No puedo decir que haya sido engañado, siempre supe que un día dejaría de contar con esta cuenta que nunca fue "ilimitada". El día ha llegado y ha resultado muchísimo más traumático de lo que había previsto. Ésa es la peor parte, incluso aunque sabía lo que iba a pasar y creía que estaría preparado, no lo estaba. ¿Tiene uno derecho a quejarse de una estafa si sabe que la estafa está ahí y aun así se deja atrapar? No lo sé. Pero me cago en quienquiera que sea que se inventó lo del almacenamiento "ilimitado" para engañar y exprimir a desprevenidos incautos.

Por cierto, mi cuenta tiene, una vez terminado este periodo de almacenamiento "ilimitado", un límite más bajo del que tenía antes de volverse "ilimitada" hace ocho años. Bien ahí. Gracias, Google.

Etiquetas: ,

🔗 | Publicado: 22:00

Archivo