Valadrem

«Parecen fuegos de artificio»

17 de agosto de 2022

Pony Life (2020)

Y ya que he hablado de una serie de 2020, puede que haya llegado el momento de hablar de otra serie de aquel año. La errática, caótica e injustamente minusvalorada Pony Life.

Cuando Friendship is Magic acabó en otoño de 2019, su agónico final fue más que un mero final de temporada más. El cierre a la serie no solo pretendía ser irreversible, sino que a él se añadió un epílogo situado muchos años en el futuro para corroborar que no se iba a cambiar una coma del destino de aquellos personajes.

Lo definitivo de ese final quedaba patente por un cambio nada menor, Rainbow Roadtrip, un encantador especial de una hora que originalmente debía haber servido de despedida para los personajes, acabó enterrado en medio de la temporada: el modo en que se había escrito el final de la serie no solo hacía imposible que ese especial en concreto transcurriera en cualquier posible futuro, sino que a la postre hacía virtualmente imposible cualquier otro especial o historia con las mismas seis ponis como protagonistas.
Se cerraba así por completo y para siempre un capítulo en la historia de My Little Pony. Por eso resultó completamente incomprensible un vídeo publicado apenas unas semanas después y casi sin previo aviso, en el que versiones chibi de aquellas mismas seis ponis cantaban y bailaban espásticamente el Good as Hell de Lizzo.

No hacía ni medio año que el atropello a Rainbow Roadtrip había dejado más que claro que pasar por encima del final de la serie no era una opción, así que eso no podía ser una mera continuación. Esto, unido a otros escalofriantes experimentos recientes como ThunderCats Roar, llevaba a pensar que la única explicación a ese anuncio es que nos encontrábamos ante la nueva generación de MLP y aquellas versiones caricaturizadas de las antiguas protagonistas venían a ser sencillamente la nueva cara de la franquicia.



El rechazo a este vídeo fue mayúsculo y la idea de que aquello fuese el preludio de un reboot consiguió disgustar por igual tanto a los que elogiaban el infame final de FiM como a los que esperaban una nueva generación para pasar página de aquel horror. Lo infausto del anuncio llegó a tal extremo que ni la canción se salvó, la blasfemia de que dibujos animados para críos pequeños osaran cantar la palabra hell causó tal indignación entre asociaciones de ofendidos americanos que en Hasbro se verían obligados a acabar retirando el vídeo de su canal de YouTube.

La historia no acababa ahí. Apenas empezado 2020, Hasbro lanzaba en su canal de YouTube una serie de cortos muy cortos en stop motion claramente basados en el nuevo estilo de los ponis. Cortos hechos en España, por cierto. Aunque aquellos cortos no solo eran completamente inofensivos sino incluso bastante adorables, su existencia solo consiguió aumentar los recelos. Aquello no podía ser la nueva serie, pero el mero hecho de que esa nueva serie tuviese material adicional no hacía sino confirmar los temores de que lo que venía era una serie mayor y no mero relleno. La aterradora teoría del reboot cobraba aún más fuerza.



La cosa no pintaba nada bien y los sucesivos retrasos de Pony Life tampoco hacían augurar nada bueno. Cuando la serie finalmente acabó llegando ya bien entrado 2020, lo hizo cargada de problemas. Todo parecía indicar que los episodios habían sido escritos con una duración diferente en mente y el ritmo de los episodios tras haber sido editados y comprimidos resultaba confuso. El sonido tampoco acompañaba, tal vez como consecuencia de las dificultades de grabar la serie en pleno confinamiento. Y, por si fuera poco, los personajes habían sufrido algunos cambios que resultaban bastante incomprensibles, probablemente porque los sucesivos cambios en el desarrollo de la serie acabaron dejando fuera por error los episodios que deberían haber servido de puente entre FiM y Pony Life.

En circunstancias más favorables, muchos de estos problemas podrían haberse pasado por alto. Pero las circunstancias, lejos de favorables, no podían ser más aciagas. Después de lo desafortunado de su promoción, Pony Life ya se situaba como la serie que literalmente todo el mundo esperaba odiar. Su accidentado estreno acabó sellando su destino, convirtiéndola en una auténtica apestada.



Es cierto que, si Pony Life hubiese sido la serie que abanderara una nueva generación, habría sido un absoluto desastre. Pero no lo era. La nueva generación ya estaba muy avanzada para entonces y acabaría llegando a Netflix apenas un año después. Pony Life no venía a reemplazar nada, de hecho la propia serie se encargaba de dejar claro una y otra vez que se limitaba a intentar ser material adicional a la serie original. Como aquel maltratado Rainbow Roadtrip, no era más que una oportunidad de darle algo de cariño a quienes se suponían las protagonistas de la serie. Y aunque los a menudo incomprensibles cambios respecto a la serie original pudieran desviar demasiado la atención, su existencia no era más que un extraño modo de saltar a una continuidad paralela para burlar aquella regla que había llevado a Rainbow Roadtrip a un injusto exilio. Por debajo de esos cambios, la cuarta generación de MLP volvía a brillar con todo su esplendor.

Decía en 2019 que ni una sola cosa que hubiese dicho de las primeras temporadas de Friendship is Magic sería cierta para sus últimas temporadas. FiM sufrió innumerables cambios, algunos de ellos por el continuo trasiego de guionistas entrando y saliendo, otros, tal vez incluso más trágicos, por el interés en explotar todo lo posible aquella gallina de los huevos de oro sin tener la menor idea de qué hacía especial a la gallina. Friendship is Magic nacía como una serie optimista y amable. A medida que la serie avanzó, los intentos por atraer a aquellos que la veían como una serie demasiado edulcorada fueron poco a poco destruyendo su espíritu original y reemplazándolo por algo completamente diferente.
Ya no había episodios con fiestas de pijamas, era el turno de peleas con rayos láser. Ya no había Twilight escribiendo a su maestra todo lo que había aprendido sobre la Amistad, había escenas rompiendo la cuarta pared para meter cínicas reflexiones sobre lo estúpido de la trama. Ya no había escenas con Pinkie Pie derrotando a unos monstruos con una canción tonta, había escenas con personajes nuevos riéndose de lo patéticas que son las canciones tontas. No había sitio para corazoncitos y mariconadas si se pretendía hacer de FiM el nuevo Breaking Bad.

Pony Life, que intencionadamente quería dejar claro que no era una serie que pretendiera jugar en la misma liga, ni mucho menos venía a reemplazar a FiM, abandonó muchísimos de aquellos cambios. No hay monumentales escenas plagiando a los Vengadores sin ningún puto sentido. No hay sofisticados momentos de pretendidamente profundo cinismo autodespreciativo. La serie no es más que un simple pasatiempo para poder ver a nuestras queridas protagonistas juntas un poco más. Lo maravilloso es que, tras quitar aquella paja que durante años había ido envenenando Friendship is Magic, lo que quedó fue, precisamente, las raíces de la serie original.
Algo tan simple como los abrazos de las protagonistas, algo que prácticamente había sido una de las señas de identidad de las primeras temporadas y se había diluido hasta casi desaparecer, hacía una sorprendente reaparición: hay muchos, muchos, muchos más abrazos en cualquiera de las dos únicas temporadas de Pony Life que en todos los episodios de las dos últimas temporadas de FiM juntos. O, por ejemplo, el final de la primera temporada de Pony Life es infinitamente más parecido al fantástico final de la primera temporada de FiM de lo que lo fue cualquiera de los siguientes finales de la serie original. La magia de Pony Life llega hasta su mismo final, un rotundamente fantástico broche que, por el mero hecho de no intentar repetir lo épico del que fuera el peor final posible para la serie original, acaba por dar a las pequeñas ponis la digna despedida que merecían. Un final que, por desgracia, como el resto de la serie acabará en el olvido.

Pony Life es una serie atrozmente desafortunada. Como es lógico, al ser un mero acompañamiento para otra serie, resultará irrelevante para quien no fuera familiar con aquella serie. Pero, incluso como acompañamiento, resultó un rotundo fracaso. La misma serie habría sido recibida con los brazos abiertos en 2014, puede que hasta en 2016, pero para cuando vio la luz casi cualquiera que hubiera podido estar interesado había pasado página hacía mucho y los que para entonces se deleitaban con rayos láser y entendían que el único modo de disfrutar MLP era con chistes irónicos no tenían el menor interés en lo que Pony Life tenía que ofrecer. Poco más de un año después de su final nadie recuerda Pony Life y dudo mucho que eso vaya a cambiar en el futuro.
Por lo que a mi respecta, sin embargo, Pony Life siempre tendrá un hueco en mi corazón. Sin pretenderlo, Pony Life acabaría siendo la continuación más adecuada y el cierre perfecto para la malograda Friendship is Magic y, si algún día revisito la serie original, tengo muy claro el punto cerca de la mitad donde dejaré la serie original y pasaré a esa serie secundaria digna de todo mi respeto. No pasa todos los días que una serie que acaba absolutamente destrozada e irreconocible tenga, por mera chiripa, una segunda oportunidad y pueda contar con el final que siempre mereció.

Quiso la casualidad que en la entrada en la que me despaché contra las últimas temporadas de Friendship is Magic lo hiciera de rebote alabando la inolvidable Friends. Entre las docenas o cientos de referencias a otras series y películas que hubo en FiM, jamás hubo una a Friends. Pony Life, una serie muchísimo más corta, tuvo la suya propia unos meses después de mi entrada. Una referencia que, lejos de una mero guiño menor como tantos otros en la serie, era una auténtica declaración de intenciones que se extendía a lo largo de un episodio completo y subrayaba en amarillo fosforito la amistad de las protagonistas. Una referencia que habría sido absolutamente impensable en las últimas temporadas de FiM. Una referencia que, por sí misma, es el perfecto resumen de lo grandísima que fue esta pequeña e infortunada serie.
Puede que no tenga sentido recomendar Pony Life. Es igual. Me basta con reconocer el infinito amor que siento por este inesperado pequeño tesoro que consiguió lo imposible y salvó lo insalvable.

Etiquetas: , ,

🔗 | Publicado: 17:22

10 de agosto de 2022

BNA: Brand New Animal (2020)

Encontré la serie de hoy gracias a una entrada de Espinof. Aunque no creo que pueda añadir mucho a lo que escribieron ellos, no me resisto a dedicarle unas líneas yo también.

BNA: Brand New Animal es una serie japonesa de animación (sí, otra). Transcurre en un mundo parecido al nuestro, pero donde los humanos normales y corrientes han coexistido desde hace miles de años con extraños humanos con rasgos animales, apropiadamente llamados animanos en el (por cierto, sobresaliente) doblaje español. Esta convivencia no ha sido fácil y los animanos se encuentran oprimidos y perseguidos por los mucho más numerosos humanos.
La serie nos cuenta la historia de Michiru, una chica humana que, por una misteriosa enfermedad, se convierte en una chica mapache. Incapaz de seguir viviendo su vida normalmente decide escapar a Anima City, una ciudad poblada enteramente por animanos, con la esperanza de que allí puedan encontrar una explicación y una cura para su enfermedad, pero ni el viaje será fácil, ni lo que encontrará en en su destino será exactamente lo que esperaba.
Debo decir que BNA no es una serie perfecta. En la animación, por ejemplo, no es difícil que se nos escape que en algunas escenas el presupuesto no daba para más, por ejemplo en algún momento donde el número de cuadros baja hasta llegar casi a pase de diapositivas. El desarrollo de algunos personajes tiene algunos tropiezos. Y de modo constante a lo largo de la serie, bastante pistas de lo que va a pasar a continuación son menos sutiles que un tren de mercancías (donde sea que queden de esas cosas). Pero, a pesar de todo esto, BNA es sencillamente maravillosa.

Las escenas donde la animación flaquea no son fruto del azar, la dirección es sólida y es fácil ver que si algunas (pocas) escenas menores quedaron algo descuidadas es por el esfuerzo que se dedicó al exquisito detalle de otras escenas que requerían de todo el cuidado. La animación sobresale no solo en estas escenas clave, sino también en el genial juego de estilos que acompaña al tono de cada escena, desde el estilo más caricaturesco en las escenas con Jackie al estilo más serio en las escenas donde la tensión sube. Y, casi por encima de todo, destaca el color. El magistral manejo del color del que hace gala la serie la convierte en una auténtica gozada visual.
Los personajes pueden tener sus tropiezos, sí, pero hasta los secundarios en principio más superficiales acaban teniendo matices que los hacen interesantes. Personajes, eso sí, entre los que destaca la magnífica Michiru, cuyo crecimiento como personaje a lo largo de la serie hace de ella una inolvidable protagonista.

Y aunque la historia no guarde demasiado bien el secreto de alguno de sus giros, tampoco hace ninguna falta. La trama engancha tanto que poco importa saber lo que va a pasar, porque quieres verlo. BNA tiene el honor de ser la única serie que recuerdo con un episodio entero dedicado a un partido de béisbol (!) que, lejos de hacerme desconectar, consiguió mantenerme pegado a la pantalla (!!).
Y por si la historia de Michiru no fuera suficiente, que lo es, el extraordinario worldbuilding suma aún más puntos, ayudando a meternos de lleno en la historia, mostrándonos que el mundo de la serie no se limita a la ciudad que podemos ver, sino que hay un riquísimo universo más allá.

En resumen, no tengo más que buenas palabras para esta serie y no puedo ocultar que me ha encantado y he disfrutado cada capítulo del primero al último. Solo puedo definir BNA como fantástica. Una grandísima miniserie que se cuela muy arriba en mi lista de favoritos y, aunque el final bastante cerrado lo hace difícil, me encantaría ver más episodios de este mundo y sus personajes. Absolutamente recomendada.
Ah, y la canción de la cabecera es un te-ma-zo.

Etiquetas: ,

🔗 | Publicado: 22:05

8 de agosto de 2022

Unlike homemade

Para los alemanes, wie hausgemacht. Para los franceses, comme du fait maison. Para los portugueses, como feito em casa. Para los italianos, come fatto in casa. Y, por supuesto, para los españoles, como hecho en casa.

Y en inglés... bueno... se ve que no había ninguna necesidad de hacer de menos al pobre salmorejo comparándolo con lo que sea que un inglés fuese a pergeñar en su casa.

Etiquetas: ,

🔗 | Publicado: 18:14

Archivo