Valadrem

«Parecen fuegos de artificio»

26 de diciembre de 2025

Por qué no me gusta Zootopia 2

Hace una semana escribía una entrada sobre Zootopia 2. Una entrada en la que, por resumir, consideraba la película un absoluto fracaso. Un par de días después de aquello mantuve una larga conversación con otros fanáticos de la franquicia que me hicieron considerar la posibilidad de que no estuviese siendo justo en mi crítica y me prometí revisarla.
Tras una reflexión que me he podido permitir por mi amor por la primera película, creo que es de justicia reconocer que esta segunda película no es en absoluto tan terrible como la pintaba en la aquella entrada y, sí, está llena de buenos momentos. Igualmente, puedo entender que para quien supiera ignorar los errores de Zootopia 2, como yo supe ignorar los de la primera parte, puede ser una película enteramente disfrutable y en modo alguno quiero negar a nadie su derecho de amar una película en la que, sinceramente, puedo ver que los guionistas pusieron su corazón.

Pero, por más que lo he intentado, esta reconciliación no llega a ser completa. Zootopia 2 no me ha gustado y, sinceramente, incluso preferiría no haberla visto. No he podido disfrutar de la película en absoluto porque en esta ocasión sus errores me han resultado imposibles de ignorar. No es esto algo que vaya a cambiar nada, y desde luego no pretendo convencer a nadie que disfrutara de la película de que estaba equivocado, pero creo que necesito explicar por qué esos errores son, en esta ocasión, tan graves para mí. Ni que decir tiene, destripo por completo la película, así que deja de leer si no la has visto pero todavía quieres verla.
1. Acabando con el racismo para siempre... por segunda vez
Uno de los motivos por los que considero la primera Zootopia una gran película es porque estaba orgullosa de su mensaje. No era una película que se limitara a soltarnos un rollo, quería mostrarnos que realmente creía en lo que predicaba. Bien es cierto que teníamos que poner algo de nuestra parte, teníamos que pasar por alto que buscar símiles directos entre el mundo real y Zootopia tenía implicaciones desafortunadas, y teníamos que dar por bueno que en una ciudad sumida en el caos el miedo irracional al diferente podía solucionarse en un ratito y ya. Pero creo que valía la pena poner de nuestra parte. Zootopia no venía a pretender que podemos acabar con el racismo en una tarde, solo quería defender que un mundo en el que luchemos por solucionar los problemas que nos separan es un mundo en el que vale la pena vivir.

Zootopia 2 intenta repetir el mensaje de la primera película, pero lo hace rematadamente mal, precisamente porque una de las cosas que habíamos tenido que aceptar era que los ciudadanos de Zootopia ya habían abierto su corazón a luchar contra sus prejuicios. Para poder volver a repetir la misma idea, la película añade reptiles al mundo de Zootopia, un mundo donde hasta ahora solo habíamos visto mamíferos. No creo que los reptiles estén fuera de lugar en este mundo, pero es difícil imaginar un modo peor de introducirlos que soltar que en realidad hay un barrio de reptiles pero todo el mundo pasa de él y de sus habitantes porque todo el mundo odia a las serpientes en particular y a todos los reptiles en general, pero no lo habíamos mencionado hasta ahora porque patata.

Que todos aquellos que aprendieron una lección sobre tolerancia como una semana atrás mantuvieran en su corazón ese odio está tan absolutamente fuera de lugar que devalúa por completo el mensaje de la primera película. Si en la película anterior los mamíferos solo aprendieron a respetarse entre ellos y en ésta solo a respetar a los reptiles, la conclusión obvia es que literalmente jamás hubo un mensaje de respetar a los demás, sino solo de respetar a lo que toque ese día. El mensaje se vuelve no solo desafortunado sino directamente perverso porque los mamíferos y los reptiles podrían tener, qué sé yo, anfibios esclavizados y torturados en sus sótanos y no iría contra lo que han "aprendido" en estas películas hasta que aprendan que eso también está mal.
1.b. Everycreature
Irónicamente, el ejemplo más cercano a la adición de reptiles a Zootopia lo tenemos en las últimas temporadas de My Little Pony: Friendship is Magic, serie que por desgracia conozco demasiado bien. Los entonces nuevos guionistas reconocieron que no tenían ni idea de cómo hacer más episodios sobre ponis, así que decidieron introducir en su serie sobre ponis un nuevo reparto de protagonistas que ya no eran ponis sino otras criaturas random.

Al igual que Zootopia, My Little Pony era desde el principio una serie con un marcado mensaje de tolerancia, fundado en la idea de que las tres tribus diferentes de ponis, pegasos, unicornios y ponis terrestres, aprendían a vivir juntos y en armonía en Ponyville. Todo rastro del mensaje original salta por los aires con la llegada de las nuevas criaturas, las diferencias entre los ponis se ignoran y la serie pasa a considerarlos como un grupo homogéneo y claramente diferente de las otras criaturas. De un modo espeluznante, esta homogeneización de los ponis los convierte, a todos los efectos, en hombres blancos encargados de la colonización de las criaturas, asimiladas a salvajes sin civilizar.

Incluso a pesar de su ceguera, los guionistas se dan cuenta de que algo falla ahí, por lo que intentan corregirlo lo mejor que pueden. Que es horriblemente mal. Los ponis blancos se limitan a adoptar los valores de la "izquierda" americana, lo que alcanza su apogeo con el uso del lenguaje inclusivo y la eliminación del uso de la otrora omnipresente palabra "poni", adoptando en su lugar la risible palabra everycreature, con la que los ponis muestran lo mucho que respetan los pronombres de los salvajes a los que están colonizando. Una lección tan absolutamente delirante de "tolerancia" que más pareciera una parodia de lo woke hecha por la carcunda de The Babylon Bee que una serie real.

Bien es cierto que Zootopia 2 no llega a esos extremos, pero no porque encuentre una solución mejor, sino porque, literalmente, no llega a hacer nada con los reptiles, que solo acaban siendo aceptados al final de la película. El uso de la palabra "mamífero" como sinónimo de ciudadano está tan extendido, incluso en esta película, como lo estaba la palabra "poni" en My Little Pony. Con un precedente tan increíblemente parecido que acabó tan, tan, tan mal, es difícil confiar en que cuando la película tenga que lidiar con la integración de los reptiles en Zootopia los guionistas no acaben cayendo en los mismos errores.
2. Cómo NO hacer un villano
Sin ser una de las villanas más memorables del cine, la historia de Bellwether en la primera película resultaba bastante aceptable. Presentada como la sufrida segundona de un alcalde bastante inútil, el giro en el que se descubre su auténtica naturaleza y su plan de medrar en el ayuntamiento para hacerse con el poder de la ciudad funcionaba, Bellwether dejaba de ser una víctima para mostrar que todo formaba parte de un plan malvado. Tal vez se le podría dar una vuelta, pero no estaba mal.

El problema con Zootopia 2 es que todo, literalmente todo lo que funcionaba en Bellwether está completamente ausente en el nuevo villano. Pawbert no es un maestro del crimen, sino que tiene unas motivaciones completamente infantiles. No tiene una sed de poder, simplemente quiere sentirse aceptado por su padre. No odia a los reptiles, su único motivo para perjudicarlos es que cree que eso hará feliz a su padre. Es un villano de Hacendado. Pero lo peor viene cuando la película intenta ser más interesante y acaba hundiéndose en la miseria más absoluta.

A pesar de las previsiblemente horribles consecuencias de su plan, a pesar de engañar miserablemente a aquellos que le consideran un amigo, Pawbert no hace nada completamente imperdonable... hasta que intenta asesinar a Judy inyectándole veneno. Un giro absolutamente estúpido y completamente innecesario para la trama, habida cuenta de que, al contrario que Bellwether, no necesitaba deshacerse de Judy, solo detenerla el tiempo suficiente para destruir la patente. Convertirle en un psicópata en el último momento no le hace mejor villano, simplemente se siente como un intento desesperado y fallido de dar profundidad a la película.

La parte más triste es que estoy convencido de que, una vez teníamos marcada la casilla de Bellwether como villana incorregible y orgullosa de su maldad, Pawbert habría funcionado muy bien como villano que acaba siendo bueno. Incluso manteniendo el giro de su traición, incluso con Pawbert intentando completar su plan hasta el final, darle la opción de lamentar sus malas decisiones, reconciliarse con Gary y acabar ayudando a los reptiles a los que iba a perjudicar podría haber sido un final satisfactorio para su personaje y muy en línea con el mensaje de la primera película sobre aprender de nuestros errores, una puerta que incomprensiblemente queda completamente cerrada tras un intento múltiple de asesinato sin el más mínimo sentido. Una pena.
2.b. La sonrisa de Hans
Puede que lo que más me moleste de que Pawbert sea no solo un villano sino específicamente un villano que jamás tendrá ocasión de redimirse es que esto hace que Zootopia 2 repita el peor y más repugnante truco de la infame Frozen: la sonrisa de Hans. Cuando el príncipe Hans hace acto de presencia en Frozen, todos damos por descontado que seguramente va a ser malo, como efectivamente acaba siendo. Sorpresa. Pero para que podamos picar, la película intenta entonces convencernos de que no, qué va, en realidad es un tío majísimo. No lo hace mediante las escenas con Elsa, sino en una escena destinada exclusivamente al público, una sonrisa amable que Elsa no puede ver y es un descarado mensaje a los espectadores donde los directores nos dicen, no preocuparse, que es bueno. No nos miente Hans, nos miente la película.

Zootopia 2 repite este truco y además lo hace de un modo más rastrero si cabe. Cuando la cabaña donde Nick y Judy buscan pistas se empieza a derrumbar, uno de los policías que les persiguen dispara un dardo con tranquilizante a Judy, lo que hace que esté a punto de caer al vacío. Pawbert, que no tendría motivo para estar allí, le salva la vida. Pawbert no necesita a Judy para cumplir su plan, por lo que no tenía por qué salvarla. La trama podría haber avanzado exactamente igual y llegado al mismo punto si hubiera sido Gary quien la salvara. La única explicación posible para que fuera Pawbert quien salvara a Judy es que nos encontramos ante una sonrisa de Hans, Pawbert salva a Judy solo para que nosotros podamos pensar que es buena gente cuando podíamos haber visto venir el giro desde años luz de distancia.

Incluso aunque la película hubiese acabado igual y nunca hubiéramos vuelto a ver a Pawbert, esta escena por si sola no sería especialmente sangrante. Simplemente aceptaríamos que en el fondo había algo de bondad en Pawbert, y supondríamos que que eso le haga cambiar o no solo depende de él. Es la combinación de esta escena junto con la innecesaria confirmación de que Pawbert es un psicópata lo que me molesta especialmente. Nuevamente, no es Pawbert quien nos engaña, sino la película, que intenta hacernos creer que hay algo bueno en él, solo para inmediatamente después decirnos que es un monstruo al que no se puede salvar. Literalmente, ¿por qué? ¿Para qué?
3. Está en su ADN
Uno de los mejores y más cruciales momentos de la primera película es cuando Bellwether convence a Judy de que dé una rueda de prensa para hablar de su recién resuelto caso. Intentando buscar una explicación a lo que ha pasado, Judy se atreve a sugerir que los depredadores se han vuelto violentos... porque está en su ADN. Una frase que rompe el corazón de Nick al descubrir que en el fondo no confiaba en él. No es hasta después de dejar la policía y volver a su pueblo cuando Judy al fin se da cuenta de cuánto se había dejado llevar por sus prejuicios. El error de Judy es, en último extremo, lo que nos lleva a un emotivo final en el que el mensaje no es que no debemos cometer errores, sino aprender a corregirlos.

Al principio de Zootopia 2, Mr. Big avisa a Judy y Nick de que los linces son unos asesinos. Ni siquiera los Lynxley, sino los linces. Una advertencia que recuerda muy desagradablemente a la fallida rueda de prensa de Judy cuando decía que la violencia de los depredadores estaba en su ADN. Una advertencia que termina siendo verdad cuando la película revela, en orden, que los Lynxley descienden de un asesino, que el padre de Pawbert es también un asesino al que no le importa acabar con la vida de su propio hijo cuando cree que éste le va a traicionar, y que el propio Pawbert también es un asesino porque para qué quedarse cortos.

Toda vez que en la película no hay más linces aparte de los Lynxley, que resultan ser una larga estirpe de asesinos, la frase de Mr. Big resulta ser cierta. Las generalizaciones hirientes ya no son horribles, ahora son advertencias válidas, y Zootopia es un mundo donde cualquiera puede ser lo que quiera, menos los linces, que son asesinos. Vivan los prejuicios, muerte a los linces.
En conclusión
A pesar del infinito cariño que tengo por la película original, no puedo considerar, en absoluto, que Zootopia 2 sea una buena segunda parte. Más bien al contrario, una película que repite y hace aún peores los errores de la primera parte, a la vez que dinamita de un modo tan cruel sus mayores aciertos, es una película que me hace sentir una grandísima y dolorosísima desilusión.

Sin embargo, tengo que reconocer algo. Creo que ninguno de estos errores es completamente imborrable. Zootopia 2 es una segunda parte y, como tal, no puede juzgarse por sí sola, sino como parte de una historia más amplia. Hace unos meses me deshacía en elogios a Gundam Build Divers Re:Rise, una secuela, por conseguir corregir los errores de su mediocre primera parte, convirtiendo una serie insustancial en parte de un todo que merece ser visto. Es un caso tan extraordinario que me cuesta recordar otra secuela que haya conseguido algo parecido, pero al menos puede pasar.

Si Zootopia 3 se atreve a volver atrás y corregir los errores de Zootopia 2, esta segunda parte no se convertirá mágicamente en una película buena, pero puede que el conjunto vuelva a ser para mí algo tan digno de admiración como lo era antes. Mis esperanzas están bajo mínimos, por no decir que son nulas. Si una película que tardó nueve años en hacerse cometió estos errores, es ingenuo esperar que una secuela que probablemente se hará a toda prisa pueda permitirse reflexionar lo más mínimo. Pero, en cierto modo, confiar en que la gente pueda corregir sus errores es el espíritu de Zootopia. Así que, Jared, Byron, demostrad que es ése un mensaje que vale la pena escuchar. Por favor, intentadlo. No os rindáis, no cedáis. Intentadlo, aunque podáis fallar. Intentadlo todo.
Y esta fase del duelo, niños, se llama negociación.

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